Así se lo dijeron y el profesor, como gesto de buena voluntad y comprensión, les contestó que no pasaba nada, que les haría otro examen unos días después.
Efectivamente, se les fijó una nueva fecha para el examen y los dos gemelos se pusieron a hincar los codos para aprobarlo. Así que el día de la prueba iban bastante preparados.
Sin embargo, cual sería su sorpresa cuando, llegado el momento, el profesor les colocó a cada uno en un aula diferente con un profesor diferente y un examen que únicamente tenía esta pregunta:
"¿Cuál era la rueda pinchada y quien la cambió?"
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